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Ley de Restauración de la Naturaleza: penúltimo peldaño

Ley de Restauración de la Naturaleza: penúltimo peldaño
11/12/2023 - Alex Salas López, Nature Based Schools

La Ley de Restauración de la Naturaleza supone una oportunidad única para que Europa se posicione como líder mundial en materia de restauración de ecosistemas, estableciendo objetivos ambiciosos para 2050 en el marco del Pacto Verde Europeo. Alex Salas, Director de Nabasc, hace una revisión de las últimas novedades en el camino para la aprobación definitiva de la Ley y las oportunidades que se abrirán para los ecosistemas terrestres y marinos.

El 29 de noviembre de 2023, en los albores de la COP28, el Comité de Medio Ambiente del Parlamento Europeo votó a favor de la Ley de Restauración de la Naturaleza (en adelante referida como LRN). Tras las intensas negociaciones del trílogo durante el mes de noviembre, y la aprobación del Reglamento por el Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeo, el texto final ha podido ser aprobado con 53 votos a favor y 28 en contra. La Unión Europea, tiene la oportunidad de posicionarse como líder mundial en materia de restauración de ecosistemas. Ahora, sólo falta un último peldaño para su adopción final en sesión plenaria que se prevé a principios de 2024, y la aprobación final del Consejo. Si esta oportunidad se consolida con una praxis ejemplar dependerá de las decisiones futuras, y es que, no han sido pocos, los obstáculos a los que se ha venido enfrentado la aprobación de esta Ley. 
 
Para empezar, el origen de la LRN, hay que situarlo en los compromisos adquiridos por los Estados miembros en la “Estrategia Europea para la Biodiversidad”, acordada en 2020, y también, en los acuerdos del Pacto Verde Europeo, firmado en junio del mismo año. En efecto, los Estados miembros se comprometieron a establecer acuerdos jurídicamente vinculantes en 2021, en materia de protección de espacios naturales, restauración de ecosistemas, y gestión sostenible de ecosistemas forestales, agrícolas, y marinos. Por otro lado, la LRN, se alinea con los Objetivos del Desarrollo Sostenible 13, 14 y 15, contribuyendo a actuar por el clima, restaurar y proteger ecosistemas marinos y terrestres, permitiendo así avanzar en los objetivos fijados para 2030. A nivel supracomunitario, la LRN, también será esencial para poder cumplir los acuerdos internacionales en materia de restauración ecosistémica firmados durante el Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica en diciembre de 2022. 

 
Hemos establecido la importancia de la Ley a nivel jurídico, pero para entender su relevancia en la protección de los ecosistemas, debemos identificar las propuestas concretas que lleva a cabo. Alcanzar este acuerdo es crucial en un momento en el que la naturaleza en Europa se encuentra en grave peligro: los informes indican que más del 80% de los hábitats se encuentran degradados, y el declive de la biodiversidad se puede observar en poblaciones de todos los grupos de organismos. También, casi tres cuartas partes de las zonas cultivadas presentan erosión y degradación de suelos, siendo dependientes de aportes químicos permanentes que generan pérdidas millonarias cada año. Los bancos de pesca se encuentran igualmente en declive, en muchas ocasiones por debajo del 50% de los efectivos, amenazando su recuperación y la alimentación de las generaciones futuras. Más de la mitad de los humedales también se encuentran degradados, así como la mayor parte de los arrecifes. La LRN, insta, a restaurar prioritariamente los ecosistemas que más contribuyen a la captura o el almacén de carbono, así como aquellos, que juegan un rol en la prevención y mitigación de desastres naturales. Finalmente, se establece como objetivo indispensable, frenar y revertir el declive de poblaciones de organismos beneficiosos y capaces de proporcionar funciones vitales para los ecosistemas y para la economía.
 
En datos, se propone restaurar al menos el 20% de ecosistemas terrestres y marinos europeos antes de 2030, y su totalidad en 2050. Esto debe lograrse incrementando progresivamente las áreas de actuación (por ejemplo, alcanzando un 60% en 2040, y no menos de un 90% en 2050). Los ecosistemas de mayor interés incluyen bosques, praderas, humedales, turberas, ecosistemas fluviales, costeros y marítimos. La LRN prevé igualmente, consolidar medidas que garanticen el estado de conservación adquirido en los espacios restaurados, así como aquellos, que ya gozan de un buen estado de conservación en la actualidad. Estas medidas, quedarán imbricadas en actuales acuerdos de protección de espacios europeos (como las Directivas que regulan la Red Natura 2000) y leyes propias de los estados miembros. Por otro lado, se desarrollará una estrategia de conectividad, de manera que se refuercen los corredores ecológicos garantizando la movilidad de especies y la salud de sus poblaciones.

Otro punto destacable, serán las actuaciones para recuperar poblaciones de polinizadores salvajes, que incluyen a cientos de especies europeas. Relacionado con lo anterior, se establecen medidas en ecosistemas agrícolas como la adopción de prácticas culturales en favor de la biodiversidad local, garantizando la polinización, el control de plagas o la descomposición de la materia orgánica y regeneración de suelos que dependen de ella. Estas medidas, no promueven, de ninguna manera, el abandono de sistemas agrícolas y la economía en ellos desarrollada. Por el contrario, buscan fomentar la resiliencia ante la escasez de combustibles fósiles y la necesidad de reducir entrantes químicos, incluyendo herbicidas, pesticidas y fertilizantes. Finalmente, los ecosistemas urbanos también son objeto de regulaciones, promoviéndose la protección del arbolado y la implementación de soluciones basadas en la naturaleza que ofrezcan calidad ambiental, acción por el clima y soluciones contra riesgos ambientales.
 

 
Pese a su importancia, la LRN ha encontrado numerosos detractores en su proceso de consolidación, tal y como demostraron las muy reñidas votaciones del borrador en julio de 2023 y las arduas negociaciones que siguieron. Los votos en contra representan el temor al potencial freno que las acciones restaurativas impongan al desarrollo económico europeo frente a otras economías. Aluden igualmente, a potenciales conflictos entre la protección de la naturaleza y la seguridad alimentaria o el desarrollo de políticas energéticas. Debido a estas controversias, se han aceptado compromisos que debilitan la ambición inicial de la LRN. Algunos ejemplos incluyen medidas de excepcionalidad para frenar los objetivos de restauración, cuando así lo requieran asuntos de Seguridad Nacional, seguridad alimentaria, o en casos en los que identifiquen conflictos con la implementación de infraestructuras para producir energías renovables. Las excepciones deberán, no obstante, justificarse debidamente, con evaluaciones de impacto y propuesta de alternativas y buscar la conciliación y sinergias entre los diferentes objetivos. Hay que recordar, sin embargo, que el coste económico de la restauración de ecosistemas es altamente rentable: en efecto, y pese a que todavía tenemos dificultades para cuantificar con precisión su valor económico, sabemos que los servicios ecosistémicos sostienen más de la mitad del PIB mundial, y que cada euro invertido en restauración proporciona entre 8€ y 38€ de beneficios directos e indirectos.
 
Para implementar la LRN, los Estados miembros deberán presentar Planes Nacionales de Restauración a la Comisión, en los próximos dos años. En ellos, se detallarán los medios para alcanzar los acuerdos comunes, así como las estrategias de monitoreo que quedarán actualizados en informes de progreso. Será en 2032 que tenga lugar la primera revisión del avance a nivel europeo, y después, se evaluará cada seis años.
 
Por otra parte, debemos recordar, que si se ha logrado una votación favorable es también el resultado de la presión científica y civil a las instituciones: miles de científicos y activistas climáticos, además de cientos de empresas y de ONGs se han movilizado durante meses, logrando más de un millón de firmas exigiendo su adopción. Tenida cuenta la relevancia del acuerdo para proteger la biodiversidad, los ecosistemas, y la reputación de la Unión Europea, no parece probable que la aprobación de la LRN pueda experimentar un retroceso. No obstante, seguiremos vigilando y velando por la defensa de nuestros derechos fundamentales a ecosistemas saludables y resilientes.
 
Finalmente, además del amparo legislativo, los ciudadanos y las empresas podemos y debemos seguir contribuyendo a restaurar los ecosistemas. El diseño de Soluciones basadas en la naturaleza, reforzando y desarrollando nuevas infraestructuras verdes y azules que repercutan positivamente sobre biodiversidad, economía y bienestar social es un claro ejemplo en el que participan administraciones, empresas y ciudadanía. Igualmente, enseñar a los más jóvenes a formar parte de estos procesos, es necesario para garantizar que las futuras actividades económicas fundamenten sus valores y visión empresarial en el capital natural que ofrecen la biodiversidad y los ecosistemas. Desde Nature Based Schools, trabajamos en esta misión, y soñamos y trabajamos por un futuro más sostenible.

Sobre el autor

Alex Salas López, Director de Nature based Schools (Nabasc) es Doctor ecólogo, ingeniero de montes y formador ambiental. Desde Nabasc ayudan a los centros escolares y a las empresas a mejorar sus prácticas cotidianas para formar parte de la solución en la protección de los ecosistemas y de la biodiversidad. Más información en https://naturebasedschools.com/
 

 

Palabras clave: biodiversidad, ecosistemas terrestres, ecosistemas marinos, pacto verde,
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